viernes, 22 de julio de 2011

Examen de conciencia

De entre varios documentos que tengo totalmente escritos quise escoger alguno para que fuera la segunda entrada a mi blog… bastante abandonado por cierto, ya que al año pasado fue la primera/única/última vez que subí algo… los leí todos, todos expresan algo que estaba pasando por alguno de tantos bellos o malos momentos que viví durante el año pasado. Pero al leerlos también me di cuenta que ninguno era como una continuación a la última carta que subí el año pasado. Así que mejor optaré por hacer un pequeño resumen, algo como un examen de conciencia en el plano personal, de los últimos doce meses.


Me despedí, pase algunos años tratando de despedirme de alguien sin éxito, no niego que de vez en cuando viene a mi mente como un “flashback” del pasado, lo que cambió es que dejé de sufrir por eso, como por arte de magia (bueno, no fue exactamente magia) aquello que antes me provocaba un profundo dolor ahora solo son recuerdos, solo son parte importante de mi vida pasada. Pude desprenderme físicamente de cosas que me recordaban que alguna vez había sido feliz. Y saben que, fue una experiencia inolvidable.

Abandonar es una palabra muy fuerte, dejar también… usaré: me desprendí, dejé ataduras, terminé una enfermiza relación que por casi 3 años había estado atormentándome. No puedo decir que todo fue malo, podría (de hecho tengo) escribir un “post” completo sobre todo lo que sentí al terminar esto… Era como algo que yo sabía que era malo, pero al mismo tiempo no lo podía dejar, algo en mi interior me hacia quedarme, lástima por otra persona, poca seguridad en mi misma, miedo a estar sola, hubo muchos factores detonantes para que no pudiera decir “Adiós” a tiempo… hasta que el tiempo y la vida misma tuvieron el valor de ponerme la realidad en la cara, agradezco la sabiduría, agradezco haber tomado la decisión que tomé.

Conocí amigos, conservé a mis amigos… Aunque disfruto enormemente estar sola, no podría vivir sin mis amigos. Este año fue muy productivo en ese aspecto, he conservado a mis maravillosos amigos de siempre, esos con los que puedes reír hasta que se te salgan los mocos, esos con los que recuerdas anécdotas que pasaron hace 15 años… a los que les dices en la cara sus defectos y te contestan con un “pues tu no cantas mal las rancheras”… Y los nuevos, esos nuevos e intensos amigos… a la mayoría los conocí en esa “Hoguera de Vanidades” llamada twitter, a todos poco a poco en 140 caracteres los he llegado a entender, a saber si están tristes o contentos… a varios de ellos ya he tenido la oportunidad de verlos físicamente, de ponerle un rostro y una voz a esas letras… otros, siguen permaneciendo en el misterio que nos regala una pantalla y un tecleado de computadora… A final de cuenta amigos.

Otro suceso importantísimo… Me enamoré. Trataré de ser breve. Me enamoré, así con todas sus letras, ciega, como una loca, con toda la intensidad que me identifica. Sin saberlo, sin esperarlo y sin quererlo encontré a quién dentro de poco se convertirá en mi compañero de vida. Quizá muy apresuradamente tomamos la decisión de casarnos, pero saben que… Nunca, nada antes se había sentido tan “A la medida”, no podía ser de otra forma, no puedo pedir más. Como hace poco tuiteé, no sé en qué momento la vida hizo que me perdiera en el profundo marrón de sus ojos… Estoy completamente perdida, y solo él sabe dónde encontrarme.

¿La familia? Maravillosa como siempre, gritona como siempre, intensa como siempre… Mi madre, más feliz que nunca… creo que sí, las mamás se vuelven locas cuando se casa su única hija… ya quiero ver su cara cuando en un año, o 2 (Si Dios y la vida lo permiten) le digamos que va a ser abuela… Esa cara yo no me la pierdo por nada.

¿No sé porque extrañísima razón me han dado ganas de llorar en este momento, será por darme cuenta de todo lo bueno que tengo? ¿Será que me encanta vivir esta vida inútil, pero divertida?

¿Demasiado largo el post verdad? Prometo no volverlo a hacer, y prometo compartir por aquí, todo lo que me dan ganas de escribir.

jueves, 3 de junio de 2010

La ultima carta....

Parecerá raro que empiece mi blog escribiendo de ti, o mejor dicho escribiéndote a ti, pero si intento que este espacio sea para contar un poco de mi vida, no podría hacerlo sin hablar de ti, sin hablarte a ti.

La última carta al fin:

Dicen que la vida está hecha de ciclos, que se abren y se cierran… de etapas que comienzan y terminan, y creo que es cierto; cada una de esas etapas nos dejan algo, cambiamos algo… empiezo hablando de ti, porque fuimos tanto, nos quisimos tanto e hicimos tanto, que yo después de ti ya nunca volví a ser la misma.
¿Cómo fue nuestra historia? Como muchas otras, tan predecible, tan común, tan lógica… Nos presentaron un día, un día de verano… tus ojos se encontraron con los míos, y ese mismo día recibí la primera de mil llamadas, nunca más nos separamos; nunca más en los siguientes 6 años
Llenaste mi vida, conociste mis sueños, conocí los tuyos; construimos sueños nuevos.
Puedo decir con orgullo, que nuestra historia no fue de altas y bajas, jamás miramos atrás, jamás nos detuvimos por algo… todo tenía un propósito, todo tenía una razón de ser… Encontrarnos, conocernos, ser novios, casarnos; todo estaba hecho, estaba dicho. Podíamos hablar con la mirada, las horas eran minutos y la vida, me atrevo a decir que era perfecta.

Tenias ya meses raro… nervioso pensaba yo; la vida estaba por cambiar, graduarnos, empezar con nuestra vida laboral… tu cambio a nuestra gran Ciudad de México… y un día mientras me arreglaba sentí algo raro, un presentimiento, sentí realmente que algo pasaría; baje las escaleras y ahí estabas tú, con un anillo de compromiso en una mano y el corazón en la otra, diciendo: cásate conmigo! Ni siquiera lo preguntaste, fue una orden desde el principio. ¿Felicidad Plena? Si. Todo fue un sueño, las cosas eran justo como estaban en nuestros sueños…

Tenias ya meses raro… nervioso pensaba yo; crecían las responsabilidades, la boda tan próxima, esperarme en casa en nuestra gran Ciudad de México… y un día, mientras me arreglaba sentí algo raro, un presentimiento, ahora si estaba segura que algo pasaría; baje las escaleras y ahí estabas tú, con las manos vacías, esperando recibir mi corazón para romperlo en mil pedazos.
Explicaciones hubo muchas, meses de silencio, meses de lagrimas; de buenas y malas intenciones. ¿Qué paso? Todavía no se, ya nadie es culpable a estas alturas, el tiempo; las circunstancias, no sé; de verdad no lo sabía entonces, no lo sé ahora y de verdad creo que nunca lo sabré. Lo más doloroso fue sentir que lo que para mí era un orgullo para ti significaba un fracaso, para mi tener solo un novio toda la vida era el éxito más grande, para ti solo tener una novia en tu historia, significaba que te faltaba vivir.

¿Y entonces, que hice? Lo que cualquier niña boba con posibilidades haría. Me corte el pelo, baje de peso, cambie mi apariencia (nadie me dijo que parecer diferente no te hace sentirte diferente), empecé a salir muchísimo (nadie me dijo que vivir en la calle no te hace sentirte contenta), busque a mis viejos amigos (nadie me dijo que en ninguno de ellos te encontraría a ti), hice un viaje muy largo (nadie me dijo que ninguna distancia haría que dejara de extrañarte)… y por fin de vuelta en casa, simplemente me senté y llore, llore un día entero, como loca; ya no extrañándote a ti, ya no llorando tu partida y ya no preguntándome porque diablos las cosas no salieron como yo creí que las merecía.

Lloraba por mí, por darme cuenta que tenía mucho tiempo basando mi felicidad en la felicidad de otra persona, por enterarme que mi vida era tan vacía que si te ibas tú, se acababa todo. Llore de coraje, de desesperación, de decepción, simplemente llore. Y ahí cambie, prometí no hacer lo mismo otra vez, prometí no volver a llorar por mi… ahora sé que puedo llorar por lo que me hacen los demás, pero jamás volveré a llorar por decepcionarme a mí misma.
Ahora agradezco esas lagrimas, agradezco todo el tiempo y todo lo que paso, porque estoy orgullosa de la mujer que soy, de lo que se, de lo que hago por mi todos los días. Y no negare que a veces me siento triste (especialmente si es mayo, o si escucho alguna de tus canciones), pero esa tristeza fortalece, así como una sonrisa me hace sentir viva, una lagrima también.

Entonces mi blog empieza así, con las cuatro leyes de vida que leí por ahí, adopte y gane con tu partida.

1ª. Si una persona llega o se va, es lo correcto. Nadie llega o se va por casualidad, todo está ahí para hacernos aprender. La presencia o la ausencia de alguien siempre, siempre te enseña algo.
2ª Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido. El hubiera no existe, lo que paso y tal como paso tuvo que ser así para aprender de la lección y seguir adelante. Todas y cada una de las situaciones que suceden son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego no quieran aceptarlo.
3ª Las cosas empiezan siempre en el momento correcto. Ni antes, ni después, siempre estamos preparados (aunque a veces no lo parezca)
4ª Cuando algo termina, termina. Así, simplemente, si terminó es para hacernos crecer, avanzar y enriquecernos con la experiencia.

Estoy segura que luche hasta el último momento, di todo lo que pude, lo que era… ahora estoy contenta, con lo que fui, pero estoy más contenta con lo que soy….

Mi amor de un verano, que se quedo seis; esta fue la última carta para ti… Guacamole, Buena vida, poca vergüenza (sabes de lo que hablo), y si… tu y yo, siempre tendremos Paris….